martes, 12 de marzo de 2013

EL DOCENTE: UN PROFESIONAL AUTÓNOMO Y REFLEXIVO


Stenhouse, en Sancho, 1990. (1975) afirma que un buen profesor, es un profesional independiente; y según Schön (1992) es  un profesional reflexivo.
El profesor debe ser un intelectual reflexivo; pero sin perder de vista que ha dejado de ser el centro de la actividad educativa.
El docente cuenta con una herramienta indispensable para realizar un análisis crítico, en relación con el contenido del conocimiento a construir: La libertad de Catedra.
La libertad del docente, no se limita a contenido ni a método; sino a las circunstancias y el entorno en que se han de desarrollar; como por ejemplo, talleres, fábricas ó el campo.
El docente debe cumplir varios roles:
Investigador: “Al estar al frente de un grupo de estudiantes, el docente enfrenta situaciones complejas a las que no puede responder haciendo uso sólo de lo aprendido en su proceso de formación profesional…” (Alejandra Méndez Pardo. “El docente investigador en Educación”)
Mediador: El profesor se coloca, en el proceso de enseñanza aprendizaje, entre la información que se trafica en el aula y los destinatarios.
Líder: El profesor tiene que tomar decisiones, a partir de los datos que recoge del proceso evaluativo y sus diferentes etapas.
El docente no debe ser limitado en su autonomía, por ningún otro agente, como directores, supervisores o agentes fiscalizadores.
De acuerdo con Gimeno (1995, pp. 19-20), los ámbitos prácticos funda mentales para el ejercicio de la reflexión son:
a) El ámbito práctico—metodológico.
b) El de los fines de la educación y la validez de los contenidos para alcanzarlos.
c) Las prácticas institucionales escolares.
d) Las prácticas extraescolares (textos, evaluación, control, intervención: administrativa).
e) Las políticas educativas en general.
f) Las políticas generales y sus relaciones con la educación.

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